lunes, 9 de mayo de 2011

Columnista invitado, Noam Chomsky

En esta ocasión inauguramos una nueva sección de sindudamente: columnistas invitados. Una sección donde se difunden en nuestro humilde idioma algunas ideas que por azar, negligencia o falta de interés no están a la mano del lector criollo.

Noam Chomsky: Mi reacción a la muerte de Osama bin Laden

Está cada vez más claro que la operación fue planeada como un asesinato, violando normas elementales del derecho internacional. Parece no haber habido intento alguno de aprehender a la desarmada víctima, lo cuál presumiblemente podrían haber hecho 80 comandos que prácticamente no encontraron resistencia- excepto, dicen, por parte de su esposa, quien arremetió contra ellos. En sociedades que profesan algún respeto por la ley, los sospechosos son aprehendidos y levados a un juicio justo. Destaco "sospechosos". En abril de 2002, la cabeza del FBI, Robert Mueller, informó a la prensa que luego de la investigación más profunda de la historia, el FBI no podía decir más que él "creía" que el complot había sido armado en Afganistán, aunque llevado a cabo en los Emiratos Árabes Unidos y Alemania. Lo que sólo creían en abril de 2002, obviamente no lo sabían ocho meses antes, cuando Washington descartó ofertas tentativas de los Talibanes (cuán serías, no lo sabemos, dado que fueron inmediatamente descartadas) para extraditar a bin Laden, si se presentaba evidencia- la cual, como luego supimos, Washington no tiene. Así, Obama sencillamente estaba mintiendo cuando dijo, en su declaración de la Casa Blanca, que "rápidamente supimos que el ataque del 9/11 fue llevado a cabo por al Qaeda".

Nada serio se ha ofrecido desde entonces. Se ha dicho mucho de la "confesión" de bin Laden, pero ello es bastante parecido a mi confesión de que gane la Maratón de Boston. Él se jactaba de lo que veía como un gran logro.

Hay también bastante discusión mediática de la ira de Washington porque Pakistán no entregara a Bin Laden, siendo que seguramente elementos de las fuerzas militares y de seguridad estaban al tanto de su presencia en Abbottabad. Menos se dice sobre la ira de Pakistán porque los Estados Unidos invadieran su territorio para llevar a cabo un asesinato político. El fervor anti-americano ya es bastante grande en Pakistán, y estos eventos probablemente lo exacerben. La decisión de tirar su cuerpo al mar provoca desde ya, predeciblemente, tanto ira como escepticismo en gran parte del mundo musulmán.

Podemos preguntarnos cómo hubiéramos reaccionado si comandos iraquíes aterrizaran en la casa de George W. Bush, lo asesinaran y tirasen su cuerpo al Atlántico. Sin duda, sus crímenes superan ampliamente los de bin Laden, y el no es un "sospechoso" sino, y sin duda, el "decisor" que dio las órdenes de cometer el " supremo crimen internacional, difiriendo sólo de otros crímenes de guerra en que éste contiene en sí mismo el mal acumulado de todos los demás" (citando al Tribunal de Nuremberg) por el cual los criminales nazis fueron colgados: los cientos de miles de muertos, millones de refugiados, la destrucción de gran parte de su país, el amargo conflicto sectario diseminado ahora en el resto de la región.

Hay más para decir sobre (el bombero cubano Orlando) Bosch, quien murió tranquilamente en Florida, en referencia a la "doctrina Bush" de que las sociedades que dan puerto a terroristas son tan culpables como los terroristas mismos y deberían ser tratadas en consecuencia. Nadie parece haber notado que Bush estaba llamando a la invasión y destrucción de los Estados Unidos y asesinato de su presidente criminal.

Lo mismo con el nombre, Operación Gerónimo. La mentalidad imperial es tan profunda, en la sociedad occidental, que nadie percibe que se está glorificando a bin Laden identificándolo con la valiente resistencia a invasores genocidas. Es como bautizar a nuestras armas asesinas con los nombres de las víctimas de nuestros crímenes: Apache, Tomahawk... Es como si la Luftwaffe hubiese llamado a sus aviones de combate "Judío" y "Gitano".

Hay muchos más para decir, pero incluso los hechos más obvios y elementales deberían darnos bastante en que pensar.

(Copyright 2011 Noam Chomsky)


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