Muchos lectores se acercan a mi con preguntas de diversa índole vinculadas a la actualidad nacional y extranjera. Dado que muchas no merecen de por sí un ensayo, pero sí mi atención, he decidido dedicar unas pocas líneas a dos o tres de ellas.
¿Qué opina de la presencia de Vargas Llosa en la feria del libro y de la polémica con Horacio Gonzalez?
Justamente, ayer vi el discurso y la posterior entrevista a Vargas Llosa. Lo primero que hay que decir es que es un gran orador. Y que, aun sin estar de acuerdo con lo que diga, suele ser preferible escuchar (o leer) al ganador del nobel que al director de la biblioteca nacional. Definitivamente no puede obviarse que las ideas de Vargas llosa oscilan entre un liberalismo político clásico - democracia, derechos individuales, libertad de expresión, igualdad de oportunidades - unas ideas ideas privatistas cuestionables y algunas consignas neo-liberales que son falsedades de hecho. Tampoco puede ni debe obviarse el uso editorial, casi instantáneo de lo que el peruano dijera - baste como ejemplo la descontextualización deliberada de todo lo dicho anoche sobre el último siglo en Argentina para que parezca que se refiere al gobierno actual- ni la conciencia de éste de que así ocurriría. Merece alguna mención también el entrevistador Jorge Fernández Díaz: cómo es posible que las preguntas de un periodista profesional contengan errores de redacción, lo cual ocurrió casi sin excepción, leyendo preguntas preparadas de antemano.
Pero lo esencial aquí es otra cosa. Solicitar que se retire la invitación y la palabra a un escritor, o cualquier persona, por el mero hecho de que tiene opiniones políticas disidentes, esta mal. Más aun cuando no se trata de ideas políticas que vayan en contra del bien público, ni de la democracia, ni que fomenten el crimen. Y mucho más cuando quien lo pide es un funcionario público, especialmente si uno es el director de la biblioteca nacional. Me parece una vergüenza. Por otro lado, ¿alguien recuerda quienes fueron los oradores en las últimas cinco aperturas de la Feria del libro? ¿los últimos tres?
¿Qué opina de la iluminación de la estatua del Cid Campeador en la intersección de las avenidas Honorio Pueyrredon, Angel Gallardo y San Martín?
Alguien tuvo la buena idea de iluminar la estatua para que su factura pueda apreciarse mejor durante la noche. Lamentablemente, la realización de tal obra fue encargada a un imbécil. Para aquel que no haya visto el resultado, lo resumo en pocas palabras. Ahora, además de una reja fea (que podría bien ser reemplazada por una fuente, lo que a efectos de evitar que se dañe el pedestal funcionaría igualmente y sería mucho más agradable a al vista) hay dos postes con faroles que impiden que uno vea la estatua, muy iluminada según se observa desde los escasos ángulos que todavía lo permiten. Los mismos faroles podrían haber sido emplazados cinco metros más lejos sin necesidad de modificar la calzada en absoluto.
¿Qué opina de la ficción en la televisión Pública y de Sr. y Sra Camas?
En primer lugar, surge la cuestión de en qué se gastan los fondos públicos y si es pertinente o no hacerlo en producir contenidos televisivos. A este respecto, sinceramente, no sé si el estado debiera poseer medios de comunicación masivos o hacer uso de los medios privados. Actualmente, ambas alternativas son realizadas, además de los medios estatales, el estado hace uso de la publicidad paga para transmitir información en medios privados y, en el caso de la radio y la televisión, utiliza la cadena nacional. Esto es similar en otros países. Sí considero que para exigir restricciones sobre los contenidos financiados con fondos del estado debiera poder distinguirse qué medios son así financiados y cuáles no. Lo que no es sencillo. Por otra parte,, aquellos que critican a la gestión del canal 7 por producir ficción, olvidan que existe una ley que establece que en todo medio televisivo debe haber cierta cantidad de ficción.
En cuanto a Sr y sra camas, y a nota personal, me parece un programa pésimo. Pretende un humor al borde del absurdo y resulta previsible, quiere ser fresco y resulta trillado y, por sobre todas las cosas, es lento. Lentísimo. Luego de cada conato de gag hay una eternidad de pausa. ¿Esperan que uno haga una reflexión entre un chiste y otro? ¿Es para que uno visite los servicios? Con la cantidad de chistes de un programa de señor y sra camas se podrían producir, a lo sumo diez minutos de una película de los hermanos Marx. Esto no me parece culpa de los actores, ni del equipo técnico. Pero el director es un incompetente.
¿De Anibal Fernandez y su elevada discusión con Savater...?
Prefiero no hablar.