Goethe tenía a Eckermann, Samuel Johnson a Boswell, yo no los tengo ni a ellos, ni a nadie semejante. Y no los necesito. Si tener un esbirro que pusiera los ojos en blanco cada vez que uno logra combinar dos palabras, rematar una sentencia de manera contundente, acertar con un punto y coma o concluir un párrafo sin errores de ortografía evitara que uno dejara un reguero de pavadas por ahí vaya y pase. Pero no es el caso. Y todo esto sin mencionar lo desagradables que se ponen las personas que tienen perejiles a su alrededor. Goethe se junta con Eckermann y le dice:
has visto qué magnifica traducción de X acabo de publicar, es de lo más logrado; Eckermann, cuyas lineas no son muy distintas que las de los personajes de reparto de las obras de Platón , confirma;
bueno vaya nomás que quiero seguir leyendo el diario- concluye Goethe.
Con todo, amén de sus célebres historias de suicidas epistolares y viejos verdes, el divino Goethe tiene las
Máximas Capitales, una selección de sus cuadernos llenos de notas sobre ideas, rimas, consejos (del orden de lavarse los dientes) y observaciones para la posteridad, porque él sabía que en algún momento alguien encontraría los cuadernos y los pondría en la imprenta. A mi criterio, esas libretas contienen lo mejor de la obra de JWvG. En el bulto, por momentos, abandona la pose de "ídolo del movimiento romantico" y se permite un poco de humanidad.
Yo también tengo un anotador. Llevo anotadores desde los 18 años. El diseño ha ido cambiando (una vez que probé el anillado lateral no pude volver al confuso sistema de anillado superior) y últimamente sólo compro libretas Meridiano,
justo mérito a su calidad, No 40 o 50 (tamaño bolsillo) de tapas plateadas.
Hoy, buscando ideas, abrí la libreta y leí, escrito en letra temblorosa:
28-5 (noche, 29?)
"Lo inevitable, ciertamente, ocurre."
Dos páginas atrás, sin fecha y en medio de una serie de aforismos ilegibles:
"El Toddy es el alimento de los campeones."
Debajo de ello dos líneas tachadas, luego:
"No obtenemos la dignidad arrebatándosela al enemigo. Ni en la victoria, que como hemos dicho antes, es imposible. Tampoco la obtenemos de nosotros mismos porque para ello deberíamos tener lo obtenido desde el comienzo, lo que sería un contrasentido de la acción y supondría una dialéctica insensata. Creamos la dignidad en la acción misma con nuestra lucha."
Tres páginas atrás:
(26-5)
"Qué queda después del amor. Un mundo envejecido.
Eso sería una sinécdoque? Tengo que revisar el manual de Coll y Vehi."
El texto sigue ilegible por casi dos páginas, sólo identifico las palabras "triste" y "museo" , repetidas veces, y parte de una oración: "tan adecuado como decir que un hipopótamo duerme conmigo, que me cojen (cagan?) las palomas..."
Entre las últimas anotaciones encuentro:
"Cosas de filósofos: sin. especulación inútil. Expresión aplicable a cuestiones tomadas fuera de todo contexto relevante, significativo o en el cual pudieran tener una respuesta remotamente interesante. Vg.
Y qué esperaba doña Nelly, esas son cosas de filósofos".
Habida cuenta de lo cual, pienso: sí, yo también aporto a la cultura universal. No seré famoso, pero estoy a la altura.