sábado, 21 de noviembre de 2009

Apología del maniqueismo

En una reciente conversación, un hombre cuyo juicio tengo en la mayor estima sostuvo: "me parece que la cuestión compleja y que habría que entrar en consideraciones más sutiles". Esa misma noche, en una audición radial Russell repetía: "El amor es inteligencia, el odio necedad" . De allí esta modesta apología al maniqueismo, doctrina que no admite sino dos principios en pugna: el bien y el mal.
Hegel, Spinoza y, en general, los neoplatónicos cuentan con buena recepción no admitiendo sino un único principio. Los atomistas admiten dos, los átomos y el vacío. Otros, sencillamente, ni siquiera tienen principios; adhieren al nazismo, defienden los derechos de los animales pero abandonan a sus hijos, etcetera.
El punto problemático parece ser la sencillez: no importa si uno tiene dos, tres o tres docenas de principios, sino que estos sean complejos oscuros y, en conecuencia, no permitan sentencias netas. Nada de decir, esto está bien, esto mal. Este tipo es bueno, este no. Esto es amor, esto no vale nada. Es evidente la conveniencia de esta opinión para los intelectuales: se evita actuar, se evita todo deber o lo que es peor, se justifica, a fuerza de no condenar, cualquier atrocidad. Seguir pensando para no hacer, como si fuera mejor no caer en el error que vivir equivocadamente humanos.
Si alguien me dice que vive entre el cien y el quinientos de la calle Maure, es cierto que la cosa es más sutil, pero nada esto cambia la verdad o falsedad de la cuestión. Si algo está mal, está mal y, aunque otras consideraciones puedan ser relevantes, no deberían cambiar ese punto. La sencillez, no supone la reducción a lo sencillo. La sutileza, no tiene por qué serle contraria.
El numero cinco no pierde su carácter ni deja de ser lo que es porque aceptemos que es menor a siete (al igual que el seis, el uno y quién sabe cuántos más).

Se acercan tiempos electorales y buena parte del pais se empeña fingir sutilezas. Dios nos ampare de olvidar lo cierto en pos de la incertidumbre impostada.

Agregado del Lunes 23-11

Reconociendo que la reflexión resulta un tanto más abstracta de lo que hubiera deseado, intentaré redimirme explicitando el motivo contingente de lo anterior. Hace algunas semanas, la presidenta de la Nación firmó el Decreto 1602. El mismo dispone la entrega de una "asignación universal por hijo para la protección social" de 180 pesos mensuales por hijo para aquellas familias cuyos padres se encuentren desempleados, subocupados o empleados informalmente, id est, ilegalmente (en negro). El diario Clarin, que tuvo en el día de la fecha lugar en su portada para al menos cuatro errores graves de redacción, y no porque compongan mozartianamente como uno, casi no ha dado cobertura al asunto sino en lo referente a pormenores: el origen de la partida que ejecutará el Anses, las aparentes dificultades del trámite, etc. Sectores de la oposición y algunos particulares han objetado que el carácter "universal" es meramente nominal ya que no todas las familias lo cobrarían, que es compleja la cuestión de la asistencia social, Ad nauseam. ¿Es que alguien fundandose en razones de buena fe puedeestar en contra de una medida así, aun siendo, lo reconozco, perfectible? Creo que no. Más aún, admitiendo que deba discutirse la cuestión de manera más pormenorizada, mientras tanto, ¿quién puede honradamente oponerse a que los mencionados sectores reciban el beneficio? Espero que nadie. Sin embargo...

9 comentarios:

Rubén dijo...

Creo que no entiendo muy bien este post, quizá porque desconozco la situación concreta -relacionada, imagino, con la política argentina- que lo motiva; mis disculpas en tal caso. Pero, ¿no te parece, Martín, que caes tú también en otra apología, la del "o estás conmigo o contra mí"?
Saludos

Martín Narvaja dijo...

Estimado Rubén:
He agregado un párrafo para dar contexto al argumento previo. Espero con ello subsanar los kilómetros de distancia entre mis intenciones y mis palabras.
Por otra parte, hoy, mientras planchaba una camisa, recordé unos párrafos de Juan de Mairena, sobre tomar partido y la necesidad de la acción. He agotado mis impacientes volúmenes de Machado sin suerte, pero hay ali algo muy a cuenta de esto.
Por otra parte, a veces creo que en efecto se estáa favor o se está en contra, pero no de una posición, sino de la verdad, del bien y , en consecuencia, de la belleza moral. Esto no se aplica a todos los casos, pero lo que he intentado es justamente objetar la oposición entre "estar a favor o en contra" y "analizar las cosas con más cautela". Creo que pueden hacerse ambas cosas y que en la oposicion de ambas cuestiones radican dos crímenes no sé a cuál llamar peor: el fanatismo, posicionamiento sin relfexión ulterior, y la complicidad, apoyo al estado de cosas mediante la abstención.
Creo que ni en el texto original ni ahora logro expresarlo con la claridad que quisiera. Mis disculpas por ello y un abrazo.

Luis Colucci dijo...

Ah, Rubén, entender la política argentina es muy complicado, ya sea desde acá o desde allá.
El problema radica exactamente en el punto que vos decís: "o estás conmigo o contra mí". Últimamente el gobierno ha tomado esa actitud, y la oposición ha hecho más o menos lo mismo. Mi opinión es: hay medidas y medidas, sólo que el modo de instrumentarlas a veces es insuficiente o, por lo menos, sospechoso. El gobierno acusa a la oposición de golpista y la oposición acusa al gobierno de dictatorial. La verdad es que no sucede ni lo uno ni lo otro: no hay golpe latente ni nos gobierna una dictadura. Cierto es que el gobierno tiene como aliado a la burocracia sindical y sostiene un sistema prebendario, y que la oposición está plagada de reaccionarios (no todos) que tienen su historia (o prontuario). De hecho, muy probablemente sea esto último lo que sostiene el apoyo que cierto progresismo da al gobierno, más que lo que ha hecho para combatir la pobreza, que ha sido bastante poco.

Luis Colucci dijo...

PD: Aclaro que estoy a favor de la asignación universal, como estuve a favor de algunas otras iniciativas del gobierno, como la ley de medios en general, pero la verdad es que el modo de instrumentarlas deja mucho que desear.
También estuve en contra de otras iniciativas: lo de la televisación del fútbol me pareció, sencillamente, un mamarracho, aunque peor me pareció el discurso que dio CFK al respecto.
Saludos.

moi dijo...

menor y mayor son términos relativos.
así como los objetos, personas y circunstancias, pueden calificarse como mejores o peores de acuerdo a distintas miradas.

bien y mal, no lo son. son términos absolutos que no conciben, justamente, este análisis profundo al que apelás, que muchas veces es desencadenante de acciones, más sólidas, mejor fundadas, más consecuentes con los hechos.

Esta relativización del bien y del mal, quizás es un paso hacia la ruptura de una concepción maniquea del mundo y de la historia, de villanos super malos, de héroes impecables.

podría ampliar, pero mejor
voy a citar a mi amigo ale, citando a otros.

http://resistirse-es-futil.blogspot.com/2009/10/la-industria-del-holocausto-de-norman-g.html

http://resistirse-es-futil.blogspot.com/2009/05/eichmann-en-jerusalen-de-hannah-arendt.htm

Rubén dijo...

Ya me aclaro. La asignación universal me parece razonable; entiendo perfectamente vuestras quejas.

Martín Narvaja dijo...

Estimados Lectores:
Comienzo por disculparme por la demora de mirespuesta, pero estuve en Córdoba y otras cuestiones más urgenes entretuvieron mi pluma y escasa capaccidad de concentración.
Estoy de acuerdo, Luis, en que las cosas con este gobierno suelen ser lamentables desde el punto de vista de las estrategias discursivas. Creo que hay mucha disyunción gratuita, hipersimplificación y patoterismo. Lo mismo ocurre, en efecto, con todo lo referido a la lectura de los años de plomo y la dictadura militar. Hay que reconocer, sin embargo, que tampoco es privativa de este gobierno. Baste recordar cosas como "ramal que para ramal que cierra", "el estado es mal administrador", "lo esencial es atraer a capitales extranjeros", etcetera.
Esto último, en particular la mención a nuestro genocidio local, me lleva al comentariode Maia. Comparto plenamente la línea de lo dicho por Ale (resistirse-es-futil.blogspot.com). La simplificación muchas veces es un elemento deliberado de distorsión política a fin de obtener ciertos beneficios muchas veces no del todo legítimos. Lo que intentaba señalar es que muchas veces la estrategia de distorsion, para fines no menos oscuros, es la contraria: la complejización.
Yo no creo que haya que renunciar, quizás ni siquiera que sea posible en el caso de decisiones políticas de cierto nivel, en cada acción a "esto es bueno", "esto es lo que hay que hacer".
Cosas como la "aniquilación de la subversión" o la "solución final al problema judío", eran francamente aberraciones y fueron, al ser decididas, plenamente malas. Precisamente en ambos casos hubo un "analisis detallado" intentando justifcar lo que en negro sobre blanco eran decisiones criminales. Ni los militares, ni el gobierno Nazi podía sostener que era simplemente buena la imposición de la tortura, la persecución y la muerte. Ambos apelaron "razones más profundas" y "cuestiones sutiles" como la particular contingencia argentina, luego de Perón, o la crisis burguesa luego de la primera guerra mundial. El mal también se ampara en argumentos. Y justamente mi punto pretendía ser que un analsis promenorizado no debe ser obstaculo ni oponerse a división entre lo bueno y lo malo. No hay que relativizar "bueno" y "malo". La moral no es una cuestíon de hecho que quepa investigar, las situaciones y contextos en los cuales se aplica... eso es otra cuestión. Un analisis profundo de las cuestiones de hecho no debe y no puede relativizar lo bueno y lo malo.
El "filósofo", "escritor" y senador S. Cabanchick, usemos nombres propios ya que caben, se opuso (además de a la ley de medios; oposición coincidente historicamente con su mudanza a un departamentode notables dimensiones en la notable zona de los Petit Hotels en Recoleta, sostuvo en contra de la "asignación universal" que no se trataba del momento adecuado para tal decisión. ¿Es que deja de ser buena una acción buena por una contingencia histórica? ¿Acaso deja de ser mala una acción criminal por ello? Creo que no. Sé que no. La situación y un analisis promenorizado son necesarios para evaluar la factibilidad de una acción buena o mala, no afectan su carácter moral.
Disculpen la vehemencia, pero me resulta dificil ser preciso y amable a la vez.

Luis Colucci dijo...

Pero qué duda cabe, Narvaja! Sobre ciertas cosas ni siquiera es necesario discutir.
Bienvenida la asignación universal, así como hubiera sido bienvenido que los mismos que toman esta iniciativa hubieran condenado en su momento la tristemente célebre privatización de YPF y aquello de "ramal que para, ramal que cierra".
A ver cuándo nos juntamos a comer con Lastiri.
Un abrazo.

Martín Narvaja dijo...

Estimado Don Colucci, nos vemos el jueves según ha determinado el comité presidenciado por el doctor Laestira.