viernes, 12 de diciembre de 2008

Pensamientos Nocturnos*

Me desperté sobresaltado; aún estaba oscuro. Decidí levantarme, ya que parecía difícil que pudiera volver a conciliar el sueño. Fui a la cocina y, al pasar, vi que el reloj del comedor marcaba las tres. Puse a calentar agua para preparar café y encendí un cigarrillo. Cuando llegué al comedor con el café me senté a la mesa para tomarlo y esperar a que llegara el sueño. Miré el reloj nuevamente: eran las tres menos cinco.
- ¡Qué raro!- pensé- ¿No eran acaso las tres cuando me levanté?
Viéndolo más detenidamente, noté que el segundero giraba en sentido contrario.
Cambié las pilas, incluso las coloqué al revés y nada cambió. Tomé el teléfono, marqué ciento trece y la voz dijo:
- Dos horas cincuenta y cuatro minutos cero segundos- y luego: - Dos horas cincuenta y tres minutos cincuenta segundos.
Colgué.
- No puede ser - dije en voz alta.
El café ya estaba un poco frío y lo tomé de un trago. Prendí el televisor y puse el canal de noticias. La hora coincidía. Evidentemente, el tiempo corría en sentido contrario, pero no podía entender cómo ni cuándo había empezado a suceder eso. No sé por qué no se me ocurrió llamar a algún amigo para averiguar qué estaba pasando porque, si bien era muy tarde, no podía soportar la inquietud. Pensé que si sólo se trataba de un cambio en el sistema de medición del tiempo, más que causarme algunas molestias con las fechas y las horas, en nada podría influirme. Pero de pronto se me ocurrió algo atroz:
- Si el tiempo fluye en sentido contrario, entonces voy a rejuvenecer.
La idea me asustó y, en cierto modo, me entusiasmó.
Seguí pensando:
- En unos años me voy a volver más frágil y la comprensión del mundo me será aún más dificultosa; voy a perder la motricidad fina, el control de mi cuerpo y la memoria; voy a depender de otros y, finalmente, voy a volver inexorablemente a la nada.
Tomé un somnífero, volví a la cama y me dormí lleno de angustia.
Me desperté sobresaltado; aún estaba oscuro. Me levanté de un salto y miré el reloj desesperadamente: eran las cinco y el segundero funcionaba perfectamente. Tal vez había estado soñando.
- No sé si podré volver a dormir- pensé.
Fui a la cocina a preparar café y encendí un cigarrillo. Al llegar al comedor, vi que el reloj marcaba las cinco y cinco y, para no dejar lugar a dudas, verifiqué la hora en el teléfono y en la televisión. Todo era normal y me sentí, en cierto modo, aliviado.
- Voy a envejecer -pensé.
Seguí pensando:
- En unos años me voy a volver más frágil y la comprensión del mundo me será aún más dificultosa; voy a perder la motricidad fina, el control de mi cuerpo y la memoria; voy a depender de otros y, finalmente, voy a volver inexorablemente a la nada.
Tomé un somnífero, volví a la cama y me dormí lleno de angustia.

*Seleccionado para la convocatoria de cuento ROI, julio de 2015. Publicado en el libro Pulsiones I, compilado por Axel Fernández Roel. Editorial Dunken 2015. 

9 comentarios:

julieta eme dijo...

es terrible. me encantaría ser una highlander...

lindo post.

un beso.

Luis Colucci dijo...

Gracias por el comentario. La tentación de la inmortalidad es muy grande pero, parafraseando a Jorge Luis Borges en El inmortal: "La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser último...Todo entre los mortales tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Entre los inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron...Nada puede ocurrir una sola vez, nada es preciosamente precario."
Me parece brillante esa definición de don Jorge Luis. Aun así, la muerte me parece una verdadera porquería.
Saludos.

julieta eme dijo...

ja, me encantó la última oración, antes de los saludos.

un beso.

Iván Salomonoff dijo...

"Morir es estar vivo y no saberlo".

Excelente el cuento, Luis. Ya lo había leído, pero esta vez me gustó más, je.

Agregué el blog a mis recomendados, si quieren, pueden hacer lo mismo con el mío.

Abrazo

Luis Colucci dijo...

Gracias, Iván. Mandá el link.

Wolter Hellmund dijo...

Magia, magia, magia, caballero. Magia en realidad. ¡Cuán cautivante! Es netamente talentoso, Luis. Es el...cuarto--creo--post suyo que me leo en esta noche. Viola mi sueño, mas no me importa. ¡Siga escribiendo Luis! Yo seguiré leyendo.

Luis Colucci dijo...

Bueno, qué mejor estímulo podría esperar? Gracias. Lo voy a seguir intentando.

Unknown dijo...

Hola Luis, La idea me pareció muy buena, realmente me sorprendió y me shockeó un poco la perturbante idea de que el reloj fuera para atrás apenas lo leí, me calmó el final no me dejó angustiado, quizas porque soy joven aún.
Muy bueno Luis, que siga esto!

Luis Colucci dijo...

Las dudas existenciales suelen aparecer tempranamente, no necesariamente llegan con los años. Igual, mejor es no angustiarse. Gracias por leer y comentar.