miércoles, 25 de junio de 2008

Sobre el polémico mapamundi de Arno Peters

El volumen primero del cuarto número de la Scottish Geographical Magazine incluye un artículo titulado "Use of cylindrical projections for geographical, astronomical, and scientific purposes". Publicado en el año 1885, los editores de la revista le concedieron apenas cinco páginas. Allí, James Gall presentaba una proyección cartográfica a la que por ese entonces no se le daría demasiada importancia.
Casi un siglo después, en el año 1974, en una conferencia dictada en Alemania, Arno Peters presentaba el mapamundi que lo haría célebre utilizando una proyección similar a la de Gall aunque desarrollada, al decir de Peters aunque no de otros cartógrafos, en forma independiente. La historia de las ideas abunda en esta clase de "redescubrimientos".
El mapa de Peters, presentado en su libro de 1983 The New Cartography, generó una polémica que llega hasta nuestros días y ha trascendido ampliamente el cerrado círculo de los cartógrafos. Su responsable afirmaba que la imagen del mundo más difundida, asociada a la proyección de Mercator no es más que una tendenciosa distorsión de la realidad.
Las tesis sostenidas por Arno Peters eran esencialmente dos, de naturaleza filosófica, la una, de índole política o ideológica, la otra. La primera planteaba la idea de que el mapamundi de Mercator constituía una representación falsa de nuestro planeta. La segunda, que la aceptación, difusión y establecimiento de tal falsedad obedecía a motivos ideológicos: una concepción eurocentrista del mundo. A ambas subyacía un supuesto que la polémica pasó por alto casi por completo: la idea de que una representación puede ser verdadera.
Desde el punto de vista estrictamente geométrico la cuestión es sencilla: proyectar la superficie de una esfera sobre un plano sólo es posible a costa de alguna deformación. Es decir, no existe una representación geométricamente verdadera ni, en consecuencia, representaciones falsas sólo aceptables por motivos espurios.
Pero vayamos más allá. En The Principles of Human Knowledge, Berkeley afirmó “But, say you, though the ideas themselves do not exist without the mind, yet there may be things like them, whereof they are copies or resemblances, which things exist without the mind in an unthinking substance. I answer, an idea can be like nothing but an idea; a colour or figure can be like nothing but another colour or figure.” Esto es: "Pero, dirá usted, aunque las ideas mismas no puedan existir sin la mente, aún puede haber cosas como ellas, de las cuales serían copias o símiles, cosas existentes sin la mente en una substancia carente de pensamiento. Yo respondo: una idea no puede semejarse a nada sino a una idea; un color o una figura no pueden ser sino como otros colores y figuras." El argumento es irreplicable, no tiene sentido hablar de representación y de verdadero en la misma sentencia.
La idea de que una representación puede ser verdadera es meramente cuestión de ingenuidad. Ahora bien, la de que una representación puede ser falsa y que su aceptación depende de un oscuro complot del Occidente blanco y eurocentrista (que pretende hacer creer a los niños del continente negro que son inferiores a los de Groenlandia o que no son superiores porque en el mapamundi de Mercator África y la Isla del paralelo 67 tienen dimensiones similares), repito, creer que una representación puede ser falsa y aceptada con fines macabros, es una perogruyada que sólo cabe en la cabeza de un alemán. Desafortunademente, no sólo allí tiene lugar.

PS: He observado que Galeano en uno de sus plomíferos vericuetos de adoctrinamiento latinoamericano, entre los que se cuentan el cálculo de cuántas bicicletas se comprarían con el dinero que sale una cupé chevy 74 color verde metalizado, cuántos niños africanos comerían con lo que factura anualmente la fábrica de chicles Adams y cosas por el estilo, adhiere a las ideas de Peters. Caiga también sobre él la ignominia prusiana.

9 comentarios:

Lautaro dijo...

De todas formas no hay que olvidar que la tierra es un huevo, lo cual debería hacerlo revisar sus afirmaciones, sin olvidar que antes dijo algo sobre que la tierra está sobre tortugas aunque ahora no recuerdo si ese fui yo

el punto es, que, si nos sacás las representaciones, Martín, de qué vamos a vivir?

Ah claro vos hacés física, qué vivo

Martín Narvaja dijo...

¿Será como usted dice o era que el mundo era una tortuga apoyada (pobre animal) sobre un huevo? En cualquier caso, temo el día en que el pollito madure y rompa el cascarón.
Yendo al punto, yo estoy con las representaciones ( matemáticas, simbólicas,teatrales, literarias, psicoanalíticas o policiales). La física no nos exime de metafísica; en todo caso, nos guía hacia una metafísica más interesante.
De lo que sí estoy en contra es de los atorrantes que, basándose en al digna ingenuidad de la que todos somos parte, justifican sus ideas políticas y reducen todo a slogans como "los tobas son buenos, los españoles malos", "los comunistas eran buenos, los capitalistas cerdos", "los yankies son imperialistas, los incas o los romanos en cambio...", "La tortura y los abusos están mal entre gente como nosotros, pero no si la gente muerta y a los torturadores pertenecen a otra cultura", etcetera, etcetera, ad nauseam.

Anónimo dijo...

De acuerdo con usted, Sr. Narvaja. Se puede vivir de representaciones y no usarlas para fines de control de mentes ingenuas (al menos eso es lo que yo creo).
Además, no puedo más que felicitarlo por el humor de su artículo: me robó sonrisas.
Saludos, C.

Martín Narvaja dijo...

Estimado y anónimo C, quién será usté. Se agradece su acuerdo y lectura. Por otra parte, no es el primero que opina que mis escritos son un robo, una estafa o tienen al menos un fuerte contenido delictivo.

Luis Colucci dijo...

Señor Don Martín: La proyección Mercator merece mi total desaprobación, ya que la considero irremediablemente antiestética. Sin más, saludo a Ud. atte.

Martín Narvaja dijo...

Estimadísimo Sr. Dr. Mtro. Don Luis: ese sí es un buen motivo, más aun, es una muy buena razón.

Luis Colucci dijo...

Ampliando lo anterior: La alarma de Arno Peters adolece de un tercermundismo voluntarioso y pueril. Su proyección me parece igualmente antiestética y extraña.
La Mercator me parece, además de horrenda, de difícil explicación para los escolares: cómo explicar que un meridiano no es paralelo, pero que sí lo es llevado al plano? La axcesiva distorsión de las superficies y la omisión de la Antártida (clara discriminación contra la fauna que allí habita) me resultan indefendibles.
Sigue aún el problema de la representación de la esfera (sí, señores, esfera, nada de huevo. Un geoide tan sutil reducido al tamaño de un planisferio o de un globo no podría representar el sutil achatamiento de los polos). La solución más satisfactoria, supongo, estaría en el tipo de proyecciones de Molleweide, que además me resulta más agradable.
Saludos.

Anónimo dijo...

Está claro que Peters fue un tendencioso y un mentiroso interesado.
Dice que su mapa favorece al tercer mundo cuando en realidad lo deforma terriblemente quitándole su identidad, y mientras deja a Eupopa perfecta.
Es muy fácil dibujar un mapa con las propiedades del de Peters (áreas proporcionales y el ecuador en el centro) sin deformar Africa y América del Sur. Pero para ello hay que deformar Europa, y Peters no vendería ningún ejemplar.
¿Cómo se hace? Muy fácil. Reducir la escala vertical del mapa de Peters hasta dejarlo en un 70% aprox. del original.
Cualquiera puede hacerlo en su ordenador. Observa el resultado

rafa dijo...

mi pregunta es sobre tu opinión martín acerca de lo q dijo el anónimo del 26 de marzo, si es verdad q Peters no "toca", o sea no modifica al tamaño de Europa, xq desde mi visión si lo hace, lo q si es q los deja en el centro, critica al eurocentrismo de Mercator y sin embargo lo deja ahí mismo..

saludos