El mundo editorial y literario celebra la póstuma edición de la obra magna de Pierre Duchant La construcción virtual del imaginario social: prolegómenos a una crítica de la ficción popular en la era multimedial. El autor, nacido en 1981 y autor también de Otros libros, compiló y estudió durante ocho años las nuevas formas de literatura a que dio lugar la difusión de la red de redes. Considerado el enfant terrible de la vida universitaria del nuevo milenio, sus clases y conferencias lo convirtieron en un referente en el área y su selección crítica de los mejores exponentes de esta literatura era esperado con ansiedad por el mundo académico desde hacía varios años. Infortunadamente, su temprana muerte producto de una infección por Sacarovictus Coccus no le permitió ver finalizada su obra, pero las numerosas notas y escritos encontrados por su familia permitieron a los eruditos dar forma final a la que es, sin duda, su obra cumbre. Aquí reproducimos el prólogo escrito por Duchant a modo de homenaje.
La aceleración de la accesibilidad al espacio dual de la fisicidad moderna, que como en las más apocalípticas pesadillas borgeanas se cierne amenazante –imparable fagocitosis metafísica- sobre su contracara ontológica: la mente, el mundo la historia (ruinas melancólicas y raídas de la mitología fundacional de nuestra post- existencia hipercapitalista), en el que los no- sujetos imaginantes prolongan su presencialidad global, desgarran su unicidad identitaria, resultando en múltiples escisiones de lo uno o fusión unitaria de lo múltiple –condenando así al ridículum a toda pretensión de clasificación cosificante, sustancializante-, y su situabilidad cartesianizante se esfuma en la no- localidad del cuanto, arrojan cada vez más a la infinita virtualidad los embriones de una neo- literatura viralmente creciente, que avanza en directa proporción a la regramatización y reortografización de las lenguas, en la que cristalizan los nuevos mitos fundacionales de una culturalidad global. Cabe, empero, rescatar lo trans- epocal manifiesto en su apelación a los motivos de la finitud, la fragilidad del cuerpo, la plutomanía y la devoción a lo trascendental. La literatura hoax, aunque el concepto de literatura sólo tenga sentido a la luz de un paradigma definidor al que el hoax es ajeno, por lo que se ha sugerido el más adecuado neo- literatura o post- literatura –terminología ésta que depende de la interpretación de las condiciones de posibilidad de su existencia, sobre la que los académicos aún no hemos llegado a acordar-, funda, decíamos, una nueva manifestabilidad simbólica de la sentimentalidad, del terror, de la caducidad que, como todo espacio de significantes, instaura su propio correlato en el plano del ser. Constitutiva de su esencialidad es su no- originariedad, su no- autoricidad –tan inconmensurable con lo anónimo donde la ignorancia es indeterminación de un referente existente en tanto que aquí se trata de una condición fundamental de no existencia- que es síntoma de su virtualidad. Los ejemplos se multiplican y sus consecuencias para la mencionada constitución de una onticidad de no- sujetos deslocalizados fluida y global son incalculables. Su radical alejamiento de –oposición a- la sólida concretidad del ente moderno se ve en la clausura de su efectividad dentro del espacio de lo virtual. Así, la plutomanía compulsiva se retroalimenta infinitamente sin salir de la virtualidad en la circulación de textos como “Bill Gates está compartiendo su fortuna. Si usted ignora esto se arrepentirá después. [...] Si usted remite este e-mail a sus amigos, Microsoft puede rastrearlo y lo hará (si usted es usuario de Microsoft Windows) en un periodo de tiempo de una semana [...]. En dos semanas, Microsoft se pondrá en contacto con usted para pedirle su dirección y entonces le enviará un cheque”. Así también, el hoax ha generado una nueva interpretación de la mortalidad y su transemanticidad con la microbiología, la química y la botánica en una de las piezas de mayor sentimentalidad existencial y complejidad estructural: “El día 08/01/06 mi hermano infelizmente falleció y como los médicos aún no nos habían dado el diagnóstico, llamé a mi abogado que entró en contacto con el Hospital. Tuvimos una reunión directamente con el director del hospital. Para nuestra sorpresa el caso era el siguiente: los sitios nocturnos sirven cervezas LONG NECK, y muchas personas piden que sea colocado una RODAJA DE LIMÓN para darle un “toque especial” (y por qué no decir mortal). [...] El Acido Cítrico del limón “viejo” en acción con los conservantes estabilizantes excesivos presentes en la cerveza son un paraíso para microorganismos ya existentes naturalmente en las cervezas (Sacarovictus Coccus Cevabacillus ativus) tipo draft. El resultado es la producción de una toxina altamente nociva a nuestro organismo”. La evidente interculturalidad del texto –la iconogafía foucaultiana del hospital, la apropiación de la terminología de Linneo, así como las alusiones a la cultura popular y de la noche- fueron motivo de agudas indagaciones académicas de las que nuestra lista de fuentes bibliográficas puede mencionar solamente aquellas que más repercusión han tenido o que puedan servir de orientación para ulteriores indagaciones. Por lo demás, la corrosiva constitutividad así como la relingüisticalidad de los textos seleccionados es patente, por lo que dejamos paso a la receptividad hermenéutica del leyente.